Como prueba de que la igualdad entre la cantidad de los mineros accidentados y luego rescatados vivos con los años de Cristo no tiene nada que ver con una manifestación de la divinidad, voy a narrar lo que el minero Carlos Mamani respondió a Evo el día de su rescate y sostuvo varios días. Un matemático diría que para demostrar la inviabilidad de la tesis divina es suficiente observar que años e integrantes de grupos son elementos de conjuntos distintos, y por tanto las probabilidades de que sus valores coincidan con el treintatres en un siniestro durante el curso de los siglos son muchas. Pero a esa idea toca interpelar que la lógica y nuestro mundo tienen estructuras distintas. En nuestro mundo el milagro fracasa cuando el hombre santo cede a la voluntad de los césares.
Mas para comprender esa respuesta tratándose de un emigrante es preciso contestar otra pregunta primero: ¿por qué la gente emigra? Hay causas de todo tipo: deudas con la justicia, pánico hacia una nueva peste, deseo de vivir aventuras por el ancho mundo, aquel que huye por desamor (me ha sucedido), en fin, podríamos contabilizar decenas de causas pero con seguridad la mayoría de los emigrantes actuales están buscando acceder a las comodidades y ventajas de la vida moderna, esto vulgarmente se denomina causas económicas de la migración y equivale a decir que se desea tener vivienda digna, educación, salud, internet, ...
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